Alice intentó mostrarse provocativa ante el espejo, pero no consiguió sino verse torpe, menear los hombros sin gracia y moverse como bajo los efectos de un anestésico.
Estaba convencida de que su problema eran sus siempre colorados mofletes; sepultaban sus miradas, cuando ella lo que quería era que salieran disparadas de las órbitas y se clavaran como espinas afiladas en el corazón de los chicos con que se cruzaba; quería que su mirada no fuera indiferente a nadie, que en todos dejara una huella imborrable.
Pero nada; por mucho que perdía barriga, culo y tetas, los carrillos seguían igual de inflados.
Llamaron a la puerta.
[...]
"Ella besó su reflejo sacando los labios y tocando con la lengua la fría superficie. Cerró los ojos y, como se hace en los besos de verdad, empezó a girar la cabeza a un lado y otro, aunque demasiado mecánicamente para que resultara creíble. El beso que ella deseaba aún no lo había encontrado en la boca de nadie."
La solitudine dei numeri primi- Paolo Giordano.
Ben(mal)dita edad del pavo...
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Cuando lo encuentras sientes un cosquilleo desde la punta de los dedos de los pies que va por todo tu cuerpo y te engancha y no quieres soltarlo sin embargo te alejas con rapidez.para ver la reaccion, ya sea que tu lo des, o te lo den... no se recuerdos
ResponderEliminarUn beso
Que buen pasaje! Son muchas las veces que sufri por no tener ese beso, por desearlo noches completas y no encontrarlo... es una sensación tan de otro mundo, completamente inexplicable. Es respirar en la boca del otro y sentir que no quieres detenerte jamás.
ResponderEliminarSaludos