Elena Anaya y Natasha Yarovenko.
Este sillón me quema la espalda,
este café me diluye las entrañas,
este grito me rompió las caderas,
este pájaro se ha comido mis ganas de llorar.
Llueve y el agua se ha teñido de un negro corroído por el tiempo,
igual que tu recuerdo,
que ya es sólo una foto amarillenta y resquebrajada.
Tú lo quisiste.
Loving Strangers.
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