Alicia en el País de las Pesadillas II

A Alicia le cuesta mucho recordar las cosas a la mañana siguiente desde hace como unos 8 días.

Desde entonces bebe como si no existiera un mañana. Por las noches duerme como un tronco debido a su intoxicación etílica. A veces me pregunto si soportaría así mucho tiempo si bebiera así durante muchos más años.

Alicia es una chica bastante reservada, aunque sociable a la larga. Le cuesta mucho entablar conversaciones con la gente porque se prejuzga continuamente. Se introduce- o eso cree hacer- en la mente de su interlocutor y comienza a criticarse. Más bien a autocriticarse.

-Me verá fea. Aunque no, no parece superficial.

-Me verá tonta. Aunque intento no parecerlo. Quizás estoy hablando de más y ya ni quiere seguir escuchándome pero es cortés conmigo hasta que acabe la cita.

-Seguro que ya se ha dado cuenta de que parezco más inteligente de lo que en realidad soy. Claro, la típica listilla empollona que nunca tuvo amigos ni amigas-mucho menos amigas, es una bicho raro- y está más sola que la una.

Todas esas cosas se plantea la pobre Alicia tras el primer sorbo de café.

Al final de la cita sólo está preparada para esconderse entre las sábanas y llorar por la vida tan desgraciada que tiene.

Alicia, vives de la ilusión que tú misma te creas- y crees- sobre ti.

Quiérete un poquito.

Alicia se despierta. Se sorprende todas las mañanas de la inmensa sed que tiene. Se levanta mareada y con dolor de cabeza...Deben ser las 6 de la mañana, el sol aún no brilla.

Se dispone a dar un paso pero se percata de que debe agarrarse a las paredes o caerá.

A malas penas llega a la cocina. Coge un vaso, abre el grifo, comprueba que el agua sale bien fría, y llena el vaso. Lo bebe. Vuelve a llenarlo. Lo bebe hasta la mitad.

Ahora ha conseguido empeorar las cosas...ja, ja, ja, ja. Alicia se dirige al baño corriendo y se choca contra el pomo de la puerta haciéndose un daño tremendo en el brazo. No obstante, sigue corriendo y llega a tiempo.

Expulsa el agua, el ron...pero no su desasosiego y desconsuelo. Eso no.